CLEOPATRA
Silvio Rodríguez (Cuba)
Resbalando los dedos por el agua,
al pie de su ciudad vieja y caída,
sin esclavos ni antonios, junto al Nilo
vi un día a Cleopatra compungida.
Qué puede hacer un trovador entonces
sino inmediatamente enamorarse,
cantar una canción, hablar un poco,
tratar de hacerse ver: fingir ahogarse.
Por más que quise hacer menos salía;
canté y hablé quizas exagerando,
pero ningún sonido le alzó el rostro
y comprendí lo que estaba pasando.
Sucedía que la reina y el paisaje
que yo creía ver, había sido
la húmeda versión que me dio el rio
puesto que me encontraba sumergido.