DUEÑA DE UN REINO
Pablo Guerrero
Era un bar solitario en las calles del centro
Ella miraba el humo de un té con hierbabuena
Yo quería vivir lo que había en sus ojos:
vuelos de un ave nómada o de un barco de vela.
Tengo un mundo sagrado, sonriendo me dijo
reino de las palabras de un lenguaje olvidado
donde la tarde bebe el zumo de las moras
y el silencio se limpia cuando cantan los pájaros.
Mundo real
Ella era dueña de un reino
Mundo real
Ella era dueña de un reino
mágico y real.
Tengo un reino sagrado para darte, decía,
como doy el rumor sencillo de los astros.
No te preocupes de nada más, la alegría
es lo que más merecemos y más necesitamos.
Luego me dijo adiós y se fue y esa tarde
no caían gotas de tristeza en los cristales,
sino estrellas diminutas y cohetes alegres
sobre los paraguas de la gente asombrada.
Mundo real
Ella era dueña de un reino
Mundo real
Ella era dueña de un reino
mágico y real.