EL UNIVERSO
Luis Eduardo Aute
La noche era una llama,
la luna estaba tierna,
agosto era un suspiro
de cálidas estrellas.
El mar se deshacía
mojando tus caderas,
la arena entre tus labios
jugaba con mi lengua.
Y empapados de agua y luna,
enlazados cuerpo a cuerpo,
recorrimos las espumas
hasta el fin del Universo
donde nace el Universo,
cuando estalla el Universo,
El Universo.
Tu piel eran chispazos
de mil aguamarinas,
tus pechos me miraban
como ávidas pupilas.
Tus muslos extendidos
tenían cierta prisa,
tu pubis era un beso
fundido en mi saliva.
Y empapados de agua y luna,
enlazados cuerpo a cuerpo,
recorrimos las espumas
hasta el fin del Universo
donde nace el Universo,
cuando estalla el Universo,
El Universo.
Sentí que me sentías
meciéndote por dentro,
las olas eran ritmos
del mismo movimiento.
Disuelto en tus entrañas
de líquidos secretos
desentrañaba el nudo
de Dios y su Misterio.
Y empapados de agua y luna,
enlazados cuerpo a cuerpo,
recorrimos las espumas
hasta el fin del Universo
donde nace el Universo,
cuando estalla el Universo,
El Universo.