QUINTA DEL SORDO
Luis Eduardo Aute
Soñando que soñaba me encontré
al lado de un extraño personaje,
un viejo entre el Capricho y el Desastre
fundido a una paleta y a un pincel.
Pintaba, ensimismado, en la pared
un fresco con los locos más infames
revueltos en un sórdido aquelarre
o acaso un esperpéntico burdel.
Quinta del sordo,
casa de locos,
el Sueño de la Razón
produce monstruos.
En medio de la insólita reunión
batíase el de la Triste Figura
en duelo contra un órgano que Schumann
tocaba con la oreja de Van Gogh.
Bailaba junto al fuego Maldoror
un vals con Luis II de Baviera
debajo de los pétalos que Ofelia
regaba desde un éxtasis de Artaud.
Quinta del sordo,
casa de locos,
el Sueño de la Razón
produce montruos.
Sufría una iluminación Rimbaud
y en ella se le aparecía Hamlet
montado a lomos del Marqués de Sade
tirado por Calígula y Nerón.
Atada por el Capitán Ahab
dejábase violar Juana la Loca
por Hölderlin y Nietzche en plena euforia,
un poco más allá del bien y el mal.
Quinta del sordo,
casa de locos,
el Sueño de la Razón
produce monstruos.
Transido por aquella bacanal
de reyes, criminales y poetas
caí desvanecido en aquella quimera
del otro lado de la realidad.
De pronto aquella orgía se esfumó
y al despertar me vi mirando a Goya
dormido bajo el Reino de las Sombras
del sueño que soñaba mi razón.
Quinta del sordo,
casa de locos,
el Sueño de la Razón
produce monstruos.